La tristeza se apodera de nuestras mentes
Será que debemos aprovecharla
Dulce lluvia, contigo el tiempo se detiene
Siendo toda tu frialdad la corteza de lo sublime
Sin algo más que decir, me despierto con extrañezas
Las historias de lo real quitan la verdad de la imaginación
Ya lo cotidiano no tiene sentido,
Pues todo viene envasado con una etiqueta que dice “ficto”,
Nada que hacer
Y sin embargo, aunque todo esto parezca sin retorno
Sé que aquello rescatable de las penurias es un desierto florido
Vergel de lo fugaz y remanente
Inentendible para quienes viven de lo que otros dicen
Maravilloso para los espontáneos
Esa es la verdad
Aquella que muchas veces nos confunde
Fruto de una flor no correspondida.
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