lunes, 12 de septiembre de 2011

Rotación y traslación




Mi estrella:
tú, tan partida, y tan única,
y tan total como mi vida,
y mi muerte:

eres la llama
que sale
de mis ojos.

Pareces pájaro,
y eres
cólera
porque tienes tus pétalos
manchados
por la sangre.

No te rompes en lágrimas
ni ríes
cuando tu rueda gira
frenética
en su órbita.

Todo lo haces tuyo
con un golpe
de vista.

Todo
cobra tu vuelo
profundo.

Traspasas el día
con tu eje,
como una aguja
su perla.

Tu rayo
es la piedra
que cae
a remover
las aguas
estremecidas
hacia abajo
como una flecha
sin fondo
donde posar
su cabeza.

Mi estrella:
he salido de ti
para nombrarte
en el mundo,
las aguas
con las aguas:
lo hondo
y
el silencio.

Tal vez
la máquina
es mi cadáver.

La guerra
me permite
respirar
a gusto.

La mujer
me recuerda
un precipicio.

Mi estrella;
¿por qué
nací
sobre tu roca?
¿Por qué
crecí
sobre tu espina?

Mi estrella;
mi dominio
es tu vértigo.

A mi alrededor
quema tu luz,
pero
yo te destruyo
por dentro.







                                                                                                     Gonzalo Rojas, 1938

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