lunes, 3 de diciembre de 2012


Velociraptor llamando a la puerta


Miro por el ojo de mi puerta,
afuera hay un dinosaurio.
Solo está allí parado frente a mi puerta
ESPERÁNDOME a que salga.

Lo veo y ya no quiero salir.
Es terrible,
Enorme, despiadado, tétrico.
Me descuartizará.
No conoce diplomacia, cortesía ni compasión
No conoce Olvido
No conoce el PERDÓN.

Miro por la ventana,
afuera hay más dinosaurios.
Uno en la puerta de cada casa,
uno para cada persona,
todos son terribles como el mio.

Un vecino sale,
le grito que no lo haga, pero no me escucha
Es como si no viera a su dinosaurio.
Murió destripado,
en un santiamén.
No tuvo funeral.

Un segundo vecino sale,
vuelvo a gritar, tampoco escucha.
Pero su dinosaurio no lo ataca,
en cambio, lo saluda con una reverencia,
mi vecino le acaricia la cabeza,
y sale a trabajar.
Su mujer lo amó, sus hijos lo amaron
El mundo le erigió un Monumento en Roma
Es INMORTAL.

Yo aún no me atrevo con el mio.
¿Y tú?






Tato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario